Heródoto nos cuenta que el emperador persa (Shā) Cambises II, hijo de Ciro II el Grande, el fundador de la dinastía Aqueménida, invadió Egipto. En El Paciente Inglés (novela y película que nos siguen deslumbrando) se hace referencia al episodio de las Historias de Heródoto en que se narra cómo su ejército fue sepultado totalmente por una tormenta de arena. El conde Almásy siempre viajaba por el desierto líbico-egipcio (donde estaba La Cueva de los Nadadores) con una edición antigua de Heródoto llena de anotaciones personales, fotografías, dibujos, ilustraciones. Leía y releía esas historias –pues eran historias, narraciones bellísimas; eso significa etimológicamente historia, “contar lo que se ha visto/oído”– del viajero impenitente de Halicarnaso conocido como “El padre de la Historia”. Otro día hablaremos de otro viajero irredento, Ryszard Kapuscinski, quien también viajaba siempre con su ejemplar de Heródoto a mano.
La invasión de Cambises II llevó…
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