Las danzas macabras cautivaron la imaginación de los europeos en el período que el medievalista holandés Johan Huizinga denominó “El otoño de la Edad Media”. Esa manera tan especial de concebir la muerte, un memento mori, tuvo importantes manifestaciones pictóricas e iconográficas y también literarias y musicales. En este motivo un grupo de personajes de toda condición social realizan su mutis de la vida mediante una danza guiada por la figura de la Muerte. Desde las tierras ribereñas del Mar del Norte y del Báltico se fue extendiendo ese fenómeno característico de la devotio moderna del siglo XIV, la transición entre el crepúsculo de la Edad Media y el amanecer del Renacimiento y el terremoto de la Reforma. Aunque el fenómeno procediera del Norte de Europa la palabra que lo designaba puede que proceda del Sur, del Mediterráneo, por mor de los contactos culturales entre los reinos cristianos y…
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