Diez. Una década o decenio. Un décimo. Una décima. Una decuria. Un decano. Un decenviro. Un decálogo. Diezmar. Diez, del latin decem. Posible origen: la raíz indoeuropea *dekm, de *dwekmt, “las dos manos”, siendo kamt “mano” (cf. hand en las lenguas germánicas, “mano”). Parece lógico, ¿no constituía acaso un sistema decimal absolutamente natural y nemotécnico utilizar las dos manos para contar?
Diez, en La Biblia, eran los Mandamientos del Éxodo y del Deuteronomio, fundamento de las religiones judía y cristiana. Judíos y Cristianos debían dar una décima parte de lo que obtenían con el sudor de su frente a los pobres (origen del diezmo eclesiástico). Diez fueron, no podía ser de otro modo, las plagas que Yahvé infligió (Éxodo, 7-12, The Ten Commandments, Exodus) a los egipcios y su Faraón por su empecinamiento en impedir que el pueblo elegido pudiera abandonar Egipto. Y 163 días después de Pesach (“Pascua”), que conmemora esa huída, diez son los días que los judíos dedican (este año, a partir del crepúsculo del día 12 de septiembre) para la expiación o arrepentimiento, entre el aniversario de la creación de Adán y Eva, que marca el comienzo de su año nuevo Rosh Hashanah (“La cabeza del año”) y la festividad de Yom Kippur o expiación (hasta el 23 de septiembre de este año, en que finaliza con el crepúsculo). Qué mejor que comenzar el año con buenos propósitos y con ayuno, que siempre es una excelente manera de depurar el cuerpo y alma. Ah, que no se me olvide, aunque con retraso, a mis amigos judíos: L’Shaná Tová Umetuká, ¡feliz 5776! (2015-2016 de la Era Común). Y hoy, faltaría más, Tzom kal, ¡Que te sea leve el ayuno!, pues es el día de la expiación. No se puede felicitar (vid. en esta bitácora El Ángel caído. Y lean Atonement ―Expiación en castellano― la maravillosa novela de Ian McEwan).
Seguimos. Diez eran las tribus perdidas de Israel, las deportadas por los asirios (todas menos la de Benjamín y la de Judah). Diez eran las encarnaciones o avatares del dios del hinduismo Vishnu. Diez eran las partes de los cielos de la astrología islámica, como diez son las partes en las que se divide El Corán. Diez eran los discípulos del Rasul Muhammad. Y Solimán el Magnífico (Suleyman Kanuni) fue el décimo sultán otomano, nacido en el décimo año del décimo siglo de la Hégira o era musulmana.
Diez, cinco más cinco, la suma de las dos manos. La cifra de la perfección. El ancestro natural del sistema métrico decimal. Número sagrado y mágico para judíos, cristianos, griegos y romanos. Del 0 al 10. De la nada al todo. ¡Casi nada!