El color por excelencia de la noche es el negro. La noche es el reino de la oscuridad. Oscuro, del latín obscurus, es lo que carece de luz, lo opuesto a lo claro. Por consiguiente, hablar de los colores de la noche es realizar unas variaciones sobre el mismo tema.
Negro viene del latín nigrum,afín a la raíz del griego nekròs, ‘muerto’, con un sentido originario de ‘luctuoso’, ‘infausto’, ‘pernicioso’ (cf. con el latín nox, ‘noche’). Nigrum en latín es aquello privado de color. O de toda luz. También hacía referencia a aquellos cuerpos que retienen toda la luz que les llega y que reflejan muy poco al ojo, o solo un rayo intensamente azul, como es el caso del color del cuervo. Opuesto al blanco (representación en nuestra cultura de la pureza y la virtud), el color negro es metafóricamente ‘inicuo’, ‘malvado’.
Pero hay otros colores de la noche. Como atroz, que significa ‘de mirada negra’ o ‘ennegrecido por el fuego’, ‘chamuscado’, y deriva del latín ater, ‘oscuro’ (recordemos que atrabiliario quiere decir ‘que tiene bilis negra’). En sentido figurado la palabra vino a significar ‘duro’, ‘cruel’, ‘inhumano’.
El atrio de una casa romana tal vez recibió ese nombre porque era la parte de la casa en la que estaba el orificio en el tejado que permitía evacuar parte del humo del hogar. No resulta errado pensar que era una zona de la casa con las paredes y el techo oscurecidos por el humo. Una parte de la casa negra. Como la noche.
Antro viene del griego ántron, a través del latín antrum. Es propiamente una hendidura, un intervalo, por lo tanto es una palabra afín a la preposición latina inter, ‘entre’. Un antro es una cueva cuya oscuridad infunde temor. El tránsito a «local o establecimiento de mala nota» no fue demasiado complicado.
El color cetrino, en contra de lo que mucha gente cree, no es negro, es amarillo verdoso. Según el DRAE viene del latín citrinus, de citrus, ‘sidra’. Sin embargo, para Santiago Segura Munguía citrinus viene de ‘cedro’ y para Corominas viene del latín tardío cĭtrĭnus, ‘análogo al limón’, derivado de citrus, ‘limonero’, por el color de su fruto.
Tétrico viene del latín taetrum o tetrum, que significa ‘que tiene poca luz’, por lo tanto es un sinónimo de oscuro o de un color tendente al negro. El latín taetrĭcus hacía referencia figuradamente a lo horrible, a lo repugnante, a lo repulsivo. A algo que, en definitiva, nos da miedo. La carga léxica de nuestra palabra tétrico contiene todos los significados de la palabra latina de la que procede, pero no conviene olvidar que en el origen estaba la oscuridad.
Varias palabras de nuestra lengua proceden de una raíz indoeuropea (*tem∂-) que significa ‘oscuro’; el latín temere significa estar ‘en las tinieblas’, ‘en la oscuridad’, ‘al azar’; por ello, el temerario es el que se adentra en las tinieblas, por lo tanto el ‘imprudente’. El plural tenebrae (raíz sufijada *tem∂ s-rā), de donde proceden nuestras tinieblas significa ‘falta absoluta de luz’, ‘oscuridad’. Tinieblas tiene en nuestra lengua profundas resonancias de la lengua poética y de las traducciones bíblicas.
En latín infuscare significa ‘oscurecer’, de fuscus, que significa ‘oscuro’ o ‘pardo oscuro’. Corominas nos informa de que en algunos lugares su descendiente hosco sigue conservando ese significado, aunque en nuestros días hosco quiere decir ‘arisco’ o ‘ceñudo’.
Larga, muy larga es esta hueste. En las noches blancas y en las noches en blanco seguiremos escuchando, valga por una vez el oxímoron, los colores de la noche.