En el debe y el haber del intercambio léxico entre el vascuence y las lenguas iberorrománicas con las que esta lengua ha estado en contacto durante siglos, el balance es claramente desfavorable para las ocho lenguas que denominamos con el marbete simplificador «vascuence», o más recientemente «euskara».
No obstante, hay una palabra de uso cotidiano procedente del vascuence que ha desplazado en todas las lenguas romances de la Península Ibérica a la voz patrimonial procedente del latín con la que había convivido durante mucho tiempo: ezker, que acabó arrumbando casi por completo el uso de siniestra para designar a la mano, así, la llamamos «izquierda», como los gallegos y los portugueses la llaman esquerda, los catalanes esquerra y los vascoparlantes ezkerra. ‘Mano izquierda’ en euskara es esku ezkerra, y ezker quiere decir ‘mitad de mano’, es decir ‘mano mala’. La mano de sombra de Javier Marías.
Siniestra procede del latín sinistra. Hay quien ha derivado esta palabra de sinus, “seno”, por lo que sinistra podría ser «la mano que se esconde bajo los pliegues de la ropa» (los romanos llevaban la mano izquierda siempre dentro de la toga). Una vez más, no obstante, resulta de mucha utilidad examinar esta palabra bajo la luz del lenguaje de las prácticas adivinatorias en el mundo grecorromano.
Los romanos dirigían sus rostros al mediodía a la hora de examinar los augurios, por ello tenían el levante siempre a la izquierda, y para ellos los buenos auspicios venían de esa dirección; por ello sinistrum significó inicialmente ‘de feliz augurio’, ‘próspero’, ‘feliz’. Sin embargo, entre otros pueblos, especialmente entre los griegos, esto no era así. En los ritos religiosos los griegos volvían sus rostros hacia el norte; por ello tenían la izquierda al poniente, del que procedían siempre los malos augurios. Por esta razón,el lado izquierdo hace referencia a algo ‘infausto’, ‘triste’, ‘infeliz’, ‘adverso’. Este sentido acabó por desplazar el sentido originario de la palabra latina. Y del latín sinistrum pasó a todas las lenguas románicas —y a otras como el inglés— con el significado que tiene hoy en día.
Y si allí hacia donde se mira es lo que determina, además de los puntos cardinales, la posición de cada mano, en las lenguas semíticas encontramos un interesantísimo paralelismo con lo que acabamos de ver. La raíz semítica *ymn puede significar ‘sur’ y también ‘lado derecho’ o ‘mano derecha’. De esta raíz han llegado a nuestra lengua Yemen, «el país del sur» y Benjamín, el hijo más joven de Jacob, interpretado en Génesis XXXV,18 como «el hijo de la mano derecha» o «hijo de la dicha» (de bin o bēn, ‘hijo’ y yamin, en este caso, ‘mano derecha’), que viene a ser «el hijo predilecto o bienaventurado», toda vez que entre los pueblos del desierto, una cultura claramente orientada hacia el este, el lado derecho era también el propicio.
Con Corominas volvemos para terminar este artículo a los intercambios léxicos entre el euskara y las lenguas románicas. En español designamos también a la «mano de sombra», «mano infausta» o «media mano» con el vocablo zurdo, que encontramos también en el gallego mao xurda. Probablemente las lenguas románicas adoptaron esta palabra de una voz prerromana emparentada con las palabras vascas zurrun, ‘pesado’ y zur, ‘avaro’, pues la palabra zurdo lleva consigo una idea de grosería o torpeza, debido precisamente a la falta de «destreza» que se atribuía infundadamente a los zurdos. Afortunadamente hoy en día a los niños zurdos ya no se los obliga a volverse «diestros» en el colegio o en el servicio militar, como antaño.